lunes, junio 29, 2009

PARA EL CUERVO LOPEZ

La vida no es comprada y eso se siente más cuando muere gente de forma sorpresiva. A no más de un mes de la muerte de Rigo Mora, uno de mis amigos animadores de Guadalajara, se suma ahora la muerte de El Cuervo Lopez, tipazo excelente, creador de uno de los blogs más importantes de la red y buen conversador. Casi siempre nos topabamos en la red y platicabamos un buen rato. Yo lo insultaba porque era Argentino y el me despreciaba porque soy Mexicano y mientras tanto la pasabamos muy bien en el trayecto. Un día nomas no aparecio por la red. Algo ya me habia dicho de que estaba un poco cansado de todo esto y queria quedarse afuera un rato, así que cuando no lo volví a ver no pasó por mi cabeza lo que a Gabriel (también era mi tocayo) le estaba ocurriendo en esos momentos. Un aneurisma lo mantuvo en coma por tres meses en el hospital. Dicen que solo movia un ojo y un pie, pero que realmente no saben si estuvo conciente.

Si hay algo que Gabriel adoraba es a su mamá. Yo hasta hoy no me enteré de que ella también esta en una condición mental delicada. Si estuvo conciente, creo que debió haber estado muy preocupado por ella. Se lo que se siente. La unica diferencia es que yo podia moverme y el no. Yo si podia visitar a mi mamá en el hospital.

No es agradable y me siento mal porque me imagino el apuro del Cuervo.
Pero bueno, nadie tiene la vida comprada. Eso es la verdad.

www.elcuervolopez.blogspot.com

martes, junio 16, 2009

¡FUTURO A LA MEXICANA!

Hace muchos años leí de Armando Ramírez, “El Regreso de Chín – Chin el Teporocho en: La Venganza de los Jinetes Justicieros” (Ed. Grijalbo, México, 1979), una novela que parodia los melodramas mexicanos que van desde la radionovela hasta el cine, pasando por las historietas al estilo de Sensacional de Amor y Lagrimas y Risas, de donde toma y reproduce la muy particular forma de narrar la historia, salpicada de palabras domingueras que quieren sonar “literarias”, habla popular y gramática afectada. La novela me pareció más que excelente y eso me llevó a buscar la novela original de “Chin-Chin el Teporocho”. La verdad es que no me gustó y eso fue el fin de mi búsqueda de más novelas de Armando Ramírez.

El fin de semana pasado, sin embargo, me atreví a comprar otra novela de él, titulada “Y cuando despertaron… el PRInosurio seguía ahí” (Ed. Grijalbo, México, 2009). La verdad no entiendo que me llevó a comprarla, pero al comenzar a leerla, le agarre el gusto.

Siendo sinceros, estamos ante un producto del momento, una novelita divertida (y bastante) cuyo objetivo es satirizar la ya de por si satírica política nacional. Haciendo uso del cambio de nombres y de su excelente capacidad narrativa que muchas veces reconstruye el habla de los políticos para parodiarlos, Armando Ramirez nos lleva a dar un paseo por los últimos sucesos de la polaca mexicana, llena de hipocresía, trampas y mentiras en un ambiente que, de no ser totalmente cierto, parecería surrealista.

Ramírez no ficciona en esta novela porque no lo necesita. Ese aspecto es, tal vez, lo que hace que este libro tenga una fecha de caducidad muy notoria. Lo que vamos a leer, es todo lo que leímos en las noticias, ni más ni menos, pero novelado, explicado y con mucho humor. La novela incluye a un grupo de “Alienitas”, extraterrestres del espacio exterior que descubren que dentro del mexicano mora un gen que nos hace propensos a la PRIdinozaurización, al estilo de vida rapaz y carroñera que se refleja tan bien en la familia política mexicana. Eso sí, aquí la sátira va dirigida a todos, no hay dedicatorias a favor de ningún partido y es de las pocas novelas que se atreve a decirle todas sus verdades a los mexican… perdón, a los Tanpendécuarenses (la acción transcurre en la República de Tanpendecuaro, por cierto).

Es una obra satírica, claro, pero hay oportunidad de reflexión en esta novela. Reflexión que no nos lleva a juzgar al grupo político, ellos ya están juzgados de antemano, sino que nos lleva a juzgarnos a nosotros mismos. ¿Cuántos de nosotros nos hacemos Tanpendecuarences para no ver lo que pasa? ¿Por qué lo permitimos? ¿Es un gen o es que somos unos dejados? Ni el mismo autor queda libre de crítica…

Por otro lado, en una línea similar al libro de Armando, la escritora Eve Gil presenta otra sátira política basada en nuestro momento (de hecho, el libro es anterior al de los PRInosaurios): “Virtus, el espectáculo más grande del mundo” (Ed. Jus, México, 2008).

Por su portada, tal parecería que estamos a punto de leer una historia de ciencia ficción – y siendo justos, en parte lo es – pero el género sirve en esta novela más de forma que de fondo. Es básicamente un pretexto, para al igual que Ramírez, darnos un tour por los sucesos actuales de nuestra política nacional, pero disfrazada en clave de futurismo.

Al igual que el libro de Armando, tampoco tiene mucho que ofrecer, al menos si se es lector de ciencia ficción. Muy al estilo de las CRONICAS PARALELAS, una columna de Ricardo Guzmán Wolffer en la Revista Asimov, donde transformaba noticias actuales en “parodias futuristas”, la obra de Eve se desarrolla en un México del futuro, dominado por la ultra-derecha (gracias a un fraude electoral) y los medios de comunicación, pagados por “el partido Celeste”. Ambos mantienen al país en un estado de realidad virtual donde todo parece bonito y pujante, pero la realidad es otra cosa. La obra de Eve Gil destila rencor y amargura – y motivos no le faltan, pues - pero al contrario de Ramírez al menos si hay una historia principal que seguir que no resulta un mero translado de las noticias al papel. Por desgracia también hay una dedicatoria totalmente partidista que nos habla directamente de a quien apoyaba la escritora, porque nos encontramos en una trama totalmente polarizada donde el partido “Celeste” es el malo, mientras que los del partido “Albaricoque” son los buenos, o al menos, así se siente.

La historia poco a poco se convierte en una farsa (no al lector, sino como género) que toma elementos de la ciencia ficción para trasladar situaciones del presente y que realmente no alcanza el suficiente sentido del humor como para transformar a Virtus en algo más que un retrato resentido sobre una cuestión política que no llevó al poder al grupo que lo esperaba con ansia.

No solo hay una crítica política, también hay una crítica social que se dedica a ridiculizar a ciertas clases sociales, mientras otras son las víctimas inocentes del control y del poder. Todo este aspecto hace que el trasfondo de ciencia ficción no pueda sostenerse como tal, reduciéndolo a un mero escenario. No está mal, porque es notorio que el afán de la novela no es ser de ciencia ficción, y como ella misma dice al final de su libro: “es solo un pretexto, una licencia que me tomo y una etiqueta para describir en pocas palabras la inefable esencia de una novela que disfraza de ironía, el dolor y la indignación en que tiene su origen. Se trata en realidad de una metáfora fantástica de o que actualmente acontece en un país específico – México – y que necesitaba narrar, criticar, justificar, entender y explicar sin escribir otro-libro-más-de-Política”

Un artículo y entrevista con Eve Gil: http://sdpnoticias.com/sdp/contenido/2008/07/29/939930/cuestiona-dictadura-que-ejerce-televisi%C3%B3n-mexicana-eve-gil-presentar%C3%A1-ma